Independiente no encontró un plan para escapar hacia adelante en los últimos seis torneos y descendió. Jugará en el Nacional B por primera vez en sus 108 años de historia y luego de 82 temporadas en la A.
Un equipo de la élite del fútbol que engalanará el mundo del ascenso e irá allí en busca de su reconstrucción para recuperar el estilo perdido, como ya le pasó a River en la temporada 2011-2012.
El descenso se consumó luego de seis temporadas en las cuales derribó el mito de que el promedio salva a los equipos grandes, y con tres torneos de menos de 20 puntos (último en el Apertura 2010 con 14 unidades), que arruinaron campañas regulares, perdió la categoría.
Dirigentes –Julio Comparada y Javier Cantero, fueron los presidentes-, entrenadores, barrabravas y jugadores, con diferentes atenuantes, son responsables de esta situación, ninguno estuvo a la altura de las circunstancias y hoy la realidad es dolorosa.
Lejos quedaron sus años de gloria, con las siete Copas Libertadores en las vitrinas y los posters de sus figuras en las paredes. Un estadio a medio construir, una economía en bancarrota y situación deportiva pobre, son el escenario sobre el que debe actuar en el futuro.
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